“Nosotros los que conocemos somos desconocidos para nosotros, nosotros mismos somos desconocidos para nosotros mismos: esto tiene un buen fundamento. No nos hemos buscado nunca, –¿cómo iba a suceder que un día nos encontrásemos? Con razón se ha dicho: ‘Donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón’; nuestro tesoro está allí donde se asientan las colmenas de nuestro conocimiento. Estamos siempre en camino hacia ellas cual animales alados de nacimiento y recolectores de miel del espíritu, nos preocupamos de corazón propiamente de una sola cosa –de ‘llevar a casa’ algo. En lo que se refiere, por lo demás, a la vida, a las denominadas ‘vivencias’, ¿quién de nosotros tiene siquiera suficiente seriedad para ellas? ¿O suficiente tiempo? Me temo que en tales asuntos jamás hemos prestado bien atención ‘al asunto’: ocurre precisamente que no tenemos allí nuestro corazón –¡y ni siquiera nuestro oído! Antes bien, así como un hombre divinamente distraído y absorto a quien el reloj acaba de atronarle fuertemente los oídos con sus doce campanadas del mediodía, se desvela de golpe y se pregunta ‘¿qué es lo que en realidad ha sonado ahí?’, así también nosotros nos frotamos a veces las orejas después de ocurridas las cosas y preguntamos, sorprendidos del todo, perplejos del todo, ‘¿qué es lo que en realidad hemos vivido ahí?’, más aún, ‘¿quiénes somos nosotros en realidad?’ y nos ponemos a contar con retraso, como hemos dicho, las doce vibrantes campanadas de nuestra vivencia, de nuestra vida, de nuestro ser –¡ay! y nos equivocamos en la cuenta... Necesariamente permanecemos extraños a nosotros mismos, no nos entendemos, tenemos que confundirnos con otros, en nosotros se cumple por siempre la frase que dice ‘cada uno es para sí mismo el más lejano’, –en lo que a nosotros se refiere no somos ‘los que conocemos’...”

Nietzsche, F. La genealogía de la moral, Prólogo, pp. 17 y ss.

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Ma. Eug.

Consignas de trabajo 2

Unidad 4:

Texto: "Algunas posturas y polémicas alrededor de los conceptos de pobreza y cultura de la pobreza" de Elena Barbieri y Rosa de Castro

Consignas:
  1. ¿Qué entiende por "Cultura de la pobreza" Oscar Lewis?
  2. Según el autor: ¿En qué contextos surge principalmente la cultura de la pobreza? ¿Cuál es la población en la que se da más frecuentemente? ¿Cuáles son los principales rasgos que conforman el patrón cultural constitutivo de la cultura de la pobreza? ¿Qué características tiene este patrón cultural? ¿?
  3. ¿Con cuáles valores Harris asocia a los pobres?
  4. ¿Qué dice M. Harris respecto a la siguiente afirmación: "Esta tendencia de culpabilizar a quienes padecen la pobreza no se manifiesta solamente en las clases medias y pudientes, sino en sectores de los mismos pobres. Estos aseguran, en ocasiones, que siempre hay algún trabajo esperando para aquél que realmente quiera hacerlo" (pág.: 52)? ¿y qué consecuencia trae esto según el autor?
  5. Explica el concepto marxista de lumpen y relaciónalo con el de underclass.
  6. ¿Qué postulados realiza W. Wilson sobre el concepto de "subclase"?
  7. ¿En qué consiste el concepto visible de pobreza?
  8. Explica el concepto de exclusión social.

Recomendamos: Leer el texto "Cultura de la pobreza" publicado en este blog.

Texto: "Los de afuera" de Juan Villarreal

  • ¿Qué problemáticas y soluciones plantea el autor en relación a la exclusión social en Argentina?

Texto: "Sobre villeros e indocumentados: hacia una teoría sociológica de la exclusión social" Por Diego Casaravilla

  1. ¿Cómo define Casaravilla a la "exclusión social"? ¿por qué dice que este término debe ser objeto de una reflexión crítica?
  2. ¿Qué descripciones y qué análisis hace el autor del Barrio Mitre? ¿Qué aporte le da sete análisis a la conceptualización de exclusión social que hace el autor? ¿Qué elementos de la descripción y análisis que hace el autor te sirven para pensar algun/os barrio/s urbano periférico que conozcas de nuestra ciudad?
  3. Lee los puntos: 3 y 4 del texto y analiza las siguientes frases en relación a lo que plantea el autor:

Es en la medida en que la multiculturalidad se combina con estigmatización, con denigración de las diferencias o con indiferencia, en el mejor de los casos, que se quiebra la posibilidad de lograr formas de intersubjetividad que faciliten la inclusión. 295

La distancia que se da entre los nuevos migrantes y los procedimientos jurídicos establecidos, hecha de formularios, legalizaciones, incomprensión e impersonalidad, y que además de cultural es social y territorial, contribuye a la producción de ilegalidad incluso en quienes no estarían impedidos de ser admitidos. 296

La segregación se complejiza cuando se combinan los efectos de las prácticas burocráticas y la exclusión a partir de tasas impagables, produciendo una fractura que no es sólo heterófoba sino también clasista. 296

La ilegalidad especifica las relaciones de explotación, agudizando su incidencia y determinando las formas cualitativamente distintas que ella adopta. En este sentido los ilegales son como trágicos y radicales adelantados en un futuro posible de la flexibilización generalizada. 296

Las sociedades latinoamericanas no sólo se escinden internamente a partir de etnias apartadas estamentalmente, sino que dicha fragmentación jerárquica conforma una estratificación internacional, que se coagula simbólicamente en el rechazo al peruano, al paraguayo, al boliviano. La ecuación subyacente es: cuanto más aindiada la población, tanto más execrable el origen nacional. 297

...sería un error suponer que todos estos procesos dominan a los inmigrantes como meras marionetas. 297

Muy frecuentemente tiende a asimilarse el concepto de exclusión social al de pobreza. Sin embargo, esta yuxtaposición tiene la desventaja de conducir a una conceptualización estática, que define situaciones y no procesos, compartiendo los mismos riesgos que conlleva hablar sólo de excluidos pero no de exclusión. 297

La realidad de la exclusión pensada como proceso es variable y múltiple, pluridimensional. 298

La consideración de la variedad de las formas excluyentes propias de una sociedad crecientemente heterogénea está lejos de anticipar acríticamente un fin de la historia de la segregación social. Rechazar las imágenes simplificadas de la exclusión no significa dar concesiones a las visiones que le otorgan características prioritariamente, circunstanciales o pasajeras, cuando no ignoran su existencia. 298

¿cuáles son los factores actuantes que llevan a la exclusión de un grupo de individuos del tejido social? 298

Se evidencia así la complejidad de las formas empíricas que adquieren los procesos de exclusión social, donde se mezclan e interconectan la pobreza, la precarización, la desocupación, el estigma, la producción social de carreras transgresoras, el apartamiento legal-institucional, la auto-exclusión y la diferenciación interna. Todo lo cual implica la necesidad de promover acciones comunitarias y políticas sociales generativas que se orienten no sólo a la asistencia a la pobreza sino a la remoción de estigmas, la integración interna a partir de la participación comunitaria, la multiplicación de alternativas de vida, y la tolerancia hacia la diferencia etaria, de localización interna, de antigüedad, de origen migratorio y de historias personales o grupales. 299

Texto: de la Revista Ángel de Lata.

  • ¿Qué denuncia Alicia Salinas a partir del análisis de la encuesta de Crucella aplicada al Gran Rosario?

Recomendamos: Leer el artículo Ángel de Lata publicado en este Blog. Investigar sobre otras experiencias similares a la de este grupo de Rosario, por ej.: La luciérnaga en Córdoba o La pulpo de trapo en Santa Fe.

IMPORTANTE

Para rendir el exámen final, no va a ser exigencia de la cátedra presentar un trabajo integrador de una unidad a elección, sino: un trabajo que resulte de la resolución de las consignas correspondientes a la unidad 4.

Ángel de Lata

Una vez de visita por Rosario, conocí a este grupo de personas y a su proyecto y revista...







Del sitio oficial de Ángel de Lata, comparto con ustedes lo que ellos nos cuentan sobre su historia, objetivos y proyecto.



http://www.angeldelata.com.ar/





Breve historia del Grupo Ángel de Lata




Un grupo de personas que veníamos desarrollando actividades en torno a problemáticas específicas de la niñez y adolescencia, nucleados en la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC), organizamos una marcha que se denominó "Marcha de los chicos del Pueblo".


En esa movida, convocamos a participar al reconocido dibujante rosarino "el Tomi" (Tomás D'Espósito) para que ilustre unas pancartas. Fue ese artista local quien nos acercó la experiencia de la "La Luciérnaga", una publicación que trabaja con esa misma problemática en Córdoba y, a su vez, nos propuso construir una experiencia similar en la ciudad.
Así comenzamos a soñar con este proyecto y en julio de 2000 sale a la calle el primer número de la revista Ángel de lata.



"Pocho"


Además de la CTC, otras agrupaciones participaron activamente de la realización del Angel, como por ejemplo "Aire Libre" (Centro de Educación , Comunicación y Biblioteca Popular) o "La Vagancia" -nombre con que Claudio "Pocho" Lepratti bautizó al conjunto de pibes que se juntaban en el barrio Ludueña para realizar distinto tipo de actividades culturales y recreativas.
Pocho, el militante social asesinado por la policía santafesina el 19 de diciembre de 2001, le mostraba a los chicos un camino diferente a la droga y la comisaría, los invitaba a cantar, a escribir, a soñar y a reír. También a gritar, por eso quizás, el tiro fatal, ese que recibió en el techo de una escuela mientras pedía a los uniformados que no disparen porque "aquí hay pibes comiendo"; ese disparo fue en la garganta.


"Cambiamos buenas por malas, y al ángel de la bicicleta lo hicimos de lata. Felicidad por llanto. Ni la vida ni la muerte se rinden con cunas y cruces. Voy a cubrir tu lucha más que con flores. Voy a cuidar tu bondad más que con plegarias. Bajen las armas!!! Que aquí sólo hay pibes comiendo!!!", dice León en su "Angel de la Bicicleta".



El padre Edgardo Montaldo, padre por cura pero mucho más por sus décadas junto a los marginados de siempre en el barrio Ludueña escribió en el Nº 4 del Angel sobre la despedida de Claudio Lepratti: "...se acercaron dos policías de la comisaría: -El Sr. Comisario está preocupado por las connotaciones de este evento, dijo uno de ellos. -Al que vamos a velar es a Pocho, a quien un cana mató en su lugar de trabajo. Creo que Ud. es nuevo en esta comisaría. Quien conoce nuestra historia debe reconocer que muchísimos adolescentes y jóvenes del Barrio Ludueña no visitaron la "12" a pesar del negocio "intocable" de este lugar, como lo es la droga y la delincuencia. El testimonio y estímulo de este muchacho asesinado, los nucleó en proyectos y actividades propias de una vida en dignidad, buscando hacer realidad sus sueños juveniles. -Agradézcale al Sr. Comisario su preocupación. Pero, por favor, durante este acontecimiento, evite a presencia de ningún un uniforme policial.



Entre lágrimas, cantos y vítores se despidió al querido Pocho, cuando fue llevado rumbo a sus pagos.
Chau, Pocho! Hasta siempre."

Problemática
Frente al drama de la desocupación y su consecuente deterioro de los ámbitos de contención social, que expone a nuestros niños a una situación de violencia estructural y los lleva a establecer prácticas y estrategias de supervivencia involucradas en el sector no formal de la economía urbana, que a su vez les dificulta el desarrollo del aprendizaje en las instituciones escolares o en muchos casos los obliga directamente a desertar de ellas, nos planteamos la necesidad de llevar adelante un proyecto a partir del compromiso y protagonismo de niños y adolescentes en situación de calle y de extrema pobreza.



Una iniciativa con niños en esta situación, implica tomarlos como sujetos de derechos y como portadores de una subjetividad y una identidad atravesada por el trabajo. Por ese motivo, nuestro grupo creó en el año 2000 la revista Ángel de Lata, un emprendimiento cooperativo de trabajo con niños en situación de calle desde donde pudieran resignificar la noción de trabajo, dignificar su situación de niños trabajadores, nuclearse para la defensa de sus derechos, vender un producto hecho por ellos y desde donde se divulgaran sus voces. Pero la revista no es un fin en sí mismo sino el medio para dar otro paso.



En esta instancia, creemos necesaria la creación de espacios de contención, educativos y recreativos, que permitan al niño desarrollar conocimientos y actitudes para modificar su circunstancia, evaluar el presente y pensarse como hacedor de futuro. Para ello se hace necesario a su vez trabajar para lograr insertar a los niños en los canales de integración social como la educación formal y la familia.



Objetivos
General:



  • Crear un emprendimiento editorial que favorezca la organización de los niños para la defensa de sus derechos.

Específicos:




  1. Potenciar el desarrollo de actitudes y conocimientos en los niños para que modifiquen su circunstancia.


  2. Relevar las condiciones de vida de los niños para diseñar políticas destinadas su integración al colectivo social.


  3. Reforzar los lazos afectivos de los niños con sus familiares.4. Generar en los niños actitudes para el cuidado del cuerpo y la salud.

La Publicación



El director de la revista "el Tomi" es el encargado de las ilustraciones y de la editorial. Los demás integrantes del grupo editorial Mariana Hernádez, Lilian Echegoy, Andrés Nicolás y Salvador Fernández, nos encargamos de las notas y entrevistas.



El punto de partida de los contenidos de la publicación son las historias de vida de chicos que han tenido que trabajar desde muy pequeños. Los temas están siempre relacionados a las problemáticas de la niñez y el contexto nos impone determinados dossier como por ejemplo la situación de los menores en conflicto con la ley, privados de su libertad en comisarías.
En los tres primeros años (2000-2003) se editaron 5 números con un total de 30.000 ejemplares vendidos.



Se le dan 10 revistas a los chicos que la venden a $1 y luego deben reponer $0,30 por cada revista que retiran. Luego las deben pagar por adelantado. Esto es así porque hemos tenido muchos inconvenientes a la hora de la devolución del dinero. A veces los niños se gastan el dinero y no vuelven. Para nosotros este es un punto importante porque no se trata de que el niño sienta que nos compran un producto sino que deben sentir que con su esfuerzo aportan a un proyecto.
El Angel se vende en la zona céntrica de la ciudad porque el grupo de pibes con los que se ha estado trabajando en los primeros tres años transita esas calles.



Se comenzó con un grupo de pibes de un barrio que ya estaban nucleados en espacios de contención. Estos chicos vendían la revista en las facultades y los niños que trabajan en el centro, al tomar contacto con estos, se acercaron a nuestro local y se incorporaron.
Se trata de pibes de ambos sexos cuyas edades oscilan entre los 9 años y los 18 años (en su mayoría pertenecientes a la comunidad Toba).


La intención es comunicar la realidad de niños y niñas en situación de calle o de extrema pobreza y la necesidad de construir un mundo más justo.

SOBRE VILLEROS E INDOCUMENTADOS: HACIA UNA TEORÍA SOCIOLÓGICA DE LA EXCLUSIÓN SOCIAL. por Diego Casaravilla

En los siguientes Link van a encontrar el texto de Diego Casaravilla que figura en el Cuadernillo de Antropología 1

http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/teoria1/casaravi.rtf
http://www.monografias.com/trabajos14/villeros/villeros.shtml

Cultura de la pobreza

Como nos menciona Oscar Lewis la cultura de la pobreza surge en contextos históricos muy diferentes, pero tiende a florecer en sociedades con el siguiente conjunto de condiciones:

1) una economía basada en el uso de efectivo, con trabajo asalariado y producción con fines de lucro;

2) una tasa permanentemente alta de desempleo y subempleo de trabajadores no capacitados; 3) salarios relativamente bajos;

4) ausencia de organización social, política y económica de la población de escasos recursos, sea voluntariamente o por imposición gubernamental;

5) la existencia de un sistema de parentesco bilateral y no unilateral; y

6) un conjunto de valores de la clase dominante, los cuales alientan la acumulación de bienes y propiedades, la posibilidad de ascenso socioeconómico y el ahorro, mismos que explica el bajo nivel socioeconómico como resultado de falta de adecuación o de inferioridad personales.

A continuacion un resumen de lo que explica Oscar Lewis sobre la cultura de la pobreza aparecido en su libro Ensayos Antropologicos. 1986.

La Cultura de la Pobreza

El concepto de la cultura de la pobreza es relativamente nuevo, si bien se ha escrito mucho acerca de la pobreza y los pobres. Lo mencioné por primera vez en 1959 en mi libro Cinco familias: estudios de casos mexicanos en la cultura de la pobreza. Este término es pegajoso y se ha empleado correcta e incorrectamente con gran frecuencia. Michael Harrington lo usó de manera repetida en su libro The Other America, que cumplió una función importante en el surgimiento del programa nacional contra la pobreza en los Estados Unidos, pero le dio una connotación más amplia y menos técnica que la que yo tenía en mente. A continuación intentaré definirlo en forma más precisa como un modelo conceptual, subrayando en particular la diferencia entre la pobreza y la cultura de la pobreza. La falta de estudios antropológicos intensivos de familias pobres de diversos contextos culturales y nacionales, especialmente de los países socialistas, es una desventaja importante para la formulación de regularidades interculturales válidas. Por lo tanto, el modelo que presento en este ensayo es provisional y está sujeto a modificaciones en razón de nuevos estudios.
A lo largo de la historia escrita encontramos, en la literatura, los proverbios y dichos populares, dos evaluaciones opuestas acerca de los pobres. Algunos los caracterizan como benditos, virtuosos, enhiestos, serenos, independientes, honrados, amables y felices; otros los consideran perversos, miserables, violentos, sórdidos y criminales. Estas evaluaciones contradictorias y que originan confusión también se reflejan en la lucha actual contra la pobreza. Unos estudiosos ponen de relieve la gran capacidad de los pobres para ayudarse a sí mismos, para el liderazgo y la organización de la comunidad; mientras otros señalan los efectos destructores, algunas veces irreversibles, que ejerce la pobreza sobre el carácter individual, por lo que enfatizan la necesidad de conducción y control por parte de la clase media, la que supuestamente tiene una mejor salud mental.
Estos puntos de vista opuestos reflejan también una lucha por el poder político entre dos grupos competidores. Sin embargo, la confusión se deriva, en parte, tanto de no diferenciar entre la pobreza misma y la cultura de la pobreza, como de la tendencia a centrar la atención en la personalidad individual y no en el grupo, es decir, no en la familia y el barrio.He intentado, como antropólogo, comprender la pobreza y sus características como cultura o, con mayor precisión, como subcultura, con su propia estructura y razón de ser, como un modo de vida que pasa de una generación a otra en las familias. Este enfoque dirige la atención al hecho de que la cultura de la pobreza en las naciones modernas, no sólo es una cuestión de bajo nivel de ingresos, desorganización o carencia alguna, sino que también representa aspectos positivos y satisfacciones sin las cuales los pobres difícilmente podrían seguir adelante.
En otros escritos he indicado que la cultura de pobreza va más allá de las diferencias regionales, rurales-urbanas y nacionales, mostrando similitudes notables en la estructura familiar, las relaciones interpersonales, el uso del tiempo, los sistemas de valores y los patrones de gastos. Estas similitudes a nivel supranacional son ejemplos de inventiva y convergencia independientes, y representan adaptaciones comunes a problemas también comunes.
La cultura de la pobreza surge en contextos históricos muy diferentes, pero tiende a florecer en sociedades con el siguiente conjunto de condiciones: 1) una economía basada en el uso de efectivo, con trabajo asalariado y producción con fines de lucro; 2) una tasa permanentemente alta de desempleo y subempleo de trabajadores no capacitados; 3) salarios relativamente bajos; 4) ausencia de organización social, política y económica de la población de escasos recursos, sea voluntariamente o por imposición gubernamental; 5) la existencia de un sistema de parentesco bilateral y no unilateral; y 6) un conjunto de valores de la clase dominante, los cuales alientan la acumulación de bienes y propiedades, la posibilidad de ascenso socioeconómico y el ahorro, mismos que explica el bajo nivel socioeconómico como resultado de falta de adecuación o de inferioridad personales.
La cultura de la pobreza es el modo de vida que surge entre algunos de los pobres bajo tales circunstancias; se la puede estudiar más satisfactoriamente en las barriadas urbanas o rurales y describirla con base en cerca de setenta características sociales, económicas y psicológicas interrelacionadas. Sin embargo, el número de características y relaciones entre ellas suelen variar de una sociedad o familia a otra. Por ejemplo, en una sociedad con bajo índice de analfabetismo, este último revestirá mayor importancia con relación a la cultura de la pobreza que en otra en que el analfabetismo está generalizado y en la que incluso las personas acomodadas a veces son analfabetos, como ocurría en algunas comunidades rurales mexicanas antes de la revolución de 1917.
La cultura de la pobreza es una adaptación y una reacción de los pobres a su marginación por parte de una sociedad capitalista estratificada en clases y muy individualista; también representa un esfuerzo por enfrentar las sensaciones de desesperanza y desesperación, que surgen al percatarse de la improbabilidad de lograr éxito conforme a los valores y los objetivos establecidos por el conjunto de la sociedad. De hecho, es posible conceptuar a muchas de las características de la cultura de la pobreza como intentos de solución local de problemas no resueltos, ni por las instituciones ni por los organismos existentes, sea porque el pueblo no le resultan accesibles o porque no puede sufragar los gastos correspondientes, o porque desconocen dichos organismos o sospechan de ellos. De este modo, al no poder lograr préstamos bancarios, tiene que limitarse a sus propios recursos y organizar mecanismos informales de crédito sin pago de intereses.
No obstante, la cultura de la pobreza no es sólo una adaptación a un conjunto de condiciones objetivas en una sociedad dada, sino que, una vez que existe, tiende a perpetuarse de una generación a otra en virtud de los efectos que ejerce sobre los niños. Por lo común, al llegar a la edad de 6 o 7 años, los niños de las barriadas han absorbido los valores y las actitudes básicas de su subcultura; esto les anula la disposición mental necesaria para aprovechar las condiciones cambiantes o las oportunidades de mejoramiento que pudieran tener a lo largo de su vida.
Es muy frecuente que la cultura de la pobreza aparezca cuando tiene lugar la desintegración de un sistema socioeconómico estratificado o cuando este último es sustituido por otro, como en el caso de la transición del feudalismo al capitalismo o durante épocas de cambios tecnológicos acelerados. Resulta también comúnmente de la conquista imperial, en que se aplasta a la estructura socioeconómica nativa y los naturales quedan en un estatus colonial servil, a veces durante generaciones. Por último, surge con la desaparición de la estructura tribal, como se observa actualmente en África.
Las personas que tienen mayores probabilidades de formar parte de la cultura de la pobreza, son las que provienen de los estratos inferiores de una sociedad que cambia con rapidez y que ya están parcialmente marginados de ella. Luego cabe esperar que los trabajadores rurales sin tierras que emigran a las ciudades, se integren a dicha cultura con mayor facilidad que los que provienen de un poblado rural estable y con una cultura tradicional bien organizada. En este sentido, existe un contraste notable entre Latinoamérica, subcontinente cuya población rural hace tiempo que pasó de la sociedad tribal a la campesina, y África, que está todavía muy cerca de su herencia tribal. El carácter más colectivo de muchas sociedades tribales africanas, que contrasta con las comunidades rurales latinoamericanas, así como la persistencia de los vínculos aldeanos, tiende a inhibir o demorar la formación abierta de una cultura de la pobreza en muchos pueblos y ciudades africanos. Las condiciones especiales del apartheid en Sudáfrica, país en que se segrega a los emigrantes en “emplazamientos” separados y no se les permite libertad de movimiento, origina problemas especiales, y la represión y discriminación institucionalizadas generan un mayor sentido de identidad y conciencia de grupo.
Es factible estudiar la cultura de la pobreza con base en diversos aspectos: la relación ente ella y el conjunto de la sociedad; las características de la barriada; las características de la familia y las actitudes, los valores y la estructura del carácter en cada individuo.
La falta de participación real y de integración de los pobres a las instituciones principales de la sociedad, es una de las características decisivas de la cultura de la pobreza. Se trata de un asunto complejo y resulta de diversos factores, entre ellos la escasez de recursos económicos, la segregación y la discriminación, el miedo, la sospecha o la apatía y el surgimiento de soluciones locales para los problemas. Sin embargo, la participación en algunas de las instituciones de la sociedad (p. ej., cárceles, ejército y los servicios de auxilio social), no elimina por sí misma las características de la cultura de la pobreza. Los sistemas de salud pública, que apenas mantiene viva a la gente, hacen que se perpetúen la pobreza y la sensación de desesperanza, en vez de eliminarlas.
Los bajos salarios, el desempleo crónico y subempleo, originan escasez de recursos económicos, falta de propiedad de bienes, ahorros y reservas alimentarías en casa y escasez permanente de dinero. Estas circunstancias hacen que disminuya la posibilidad de participación efectiva en el sistema económico de la sociedad entera y, como respuesta a tales circunstancias, en la cultura de la pobreza son frecuentes el empeño de bienes personales, la obtención de préstamos otorgados por prestamistas locales a elevadas tasas de interés, los mecanismos espontáneos e informales de crédito entre vecinos, el uso de ropa y muebles de segunda mano y la compra frecuente de pequeñas cantidades de alimentos varias veces al día, conforme surge la necesidad.
Las personas que forman parte de la cultura de la pobreza producen poca riqueza y también reciben a cambio poca de ella. Su nivel de estudios y educación es bajo; no pertenecen a sindicatos ni a partidos políticos; por lo general no tienen acceso a los organismos de salud nacionales y escasamente hacen uso de bancos, hospitales o tiendas departamentales no visitan museos o galerías de arte. Presentan una actitud de rechazo hacia algunas de las instituciones básicas de las clases dominantes, muestran aversión a la policía, desconfían del gobierno y de las personas acomodadas, y tienen una actitud de cinismo que engloba aun a la iglesia. Ello origina que estos sujetos muestren disposición favorable a las protestas y a ser empleados en movimientos políticos dirigidos contra el orden social existente.
Las personas de la cultura de la pobreza están conscientes de los valores de la clase media, hablan acerca de ellos e incluso consideran a algunos como propios, pero en términos generales no viven conforme a tales valores; por eso es importante diferenciar entre lo que hacen y dicen. Muchos de ellos afirmarán por ejemplo, que el matrimonio civil o el religiosos, o ambos, son una forma ideal de unión, pero pocos se casarán. La unión libre o el amasiato tiene mucho sentido para quienes no tienen trabajo estable u otras fuentes fijas de ingresos, no tienen propiedades o bienes qué heredar a sus hijos, viven el presente y quieren evitar los gastos y las dificultades legales que conllevan el matrimonio formal y el divorcio. Por otra parte, es frecuente que la mujer rechace proposiciones de matrimonio porque siente que este último la ataría a un hombre inmaduro, violento y, en términos generales, no confiable. La mujer siente que la unión libre le resulta más conveniente, ya que le brinda en parte la libertad y la flexibilidad de que dispone el hombre. Además, el hecho de que el padre de sus hijos no sea su marido le permite tener mayores probabilidades de conservarlos si decide dejar a su compañero, además de que le confiere a la mujer derecho exclusivo sobre una casa o cualquier otra propiedad común de ellos.
En lo relativo a la descripción de la cultura de la pobreza en el nivel de la comunidad local, pueden mencionarse las viviendas inadecuadas ,el apiñamiento, la convivencia social y ante todo, la organización mínima más allá de la familia nuclear a amplia. A veces, sin embargo, se observan agrupamientos o asociaciones voluntarias temporales en las barriadas; la existencia de pandillas del vecindario, que rebasan los límites del barrio, representa un avance considerable respecto del punto cero del continuo que tengo en mente. De hecho, es el bajo nivel de organización el que da a la cultura de la pobreza su carácter marginal y anacrónico en la sociedad actual, tan compleja, especializada y organizada. Así, la mayor parte de los pueblos primitivos tiene una organización sociocultural más compleja que los habitantes de las barriadas urbanas modernas.
A pesar de este nivel generalmente bajo de organización, en las barriadas urbanas y los vecindarios de las barriadas suele observarse un sentido comunitario y de camaradería, lo cual cambia en una misma ciudad, o de una región o un país a otro. Los factores principales, que ejercen efectos en tal variación, abarcan el tamaño de la barriada, su localización y características físicas, el tiempo que tiene la persona residiendo en él, la frecuencia de posesión de terreno y vivienda (opuesta a la ocupación de terrenos ajenos), el pago de rentas, el origen étnico, los vínculos de parentesco y la libertad de movimiento a la falta de este último. La actitud comunitaria local se asemeja a la de una aldea cuando el barrio está separado de las zonas circundantes por murallas u otras barreras físicas; las rentas son bajas y fijas y gran parte de sus habitantes han residido en el barrio durante muchos años (20 o 30); los habitantes constituyen un grupo étnico, racial o lingüístico específico, o están unidos por lazos de parentesco o compadrazgo; y hay algunas asociaciones voluntarias internas. Es frecuente que no exista esta combinación de circunstancias favorables, pero aunque la organización interna y la camaradería sean mínimas y frecuentes los cambios de lugar de residencia, surge un sentido de territorialidad que separa a la barriada de resto de la ciudad. Este fenómeno se observa en la Ciudad de México y en San Juan de Puerto Rico, como resultado de la carencia de viviendas de bajo precio fuera de las barriadas, mientras que en Sudáfrica es resultado de la segregación impuesta por el gobierno, por la que los emigrantes rurales quedan confinados a emplazamientos específicos.
Las características principales de la cultura de la pobreza en el nivel familiar son, el hecho de que la niñez no representa una etapa de duración particularmente larga respecto al ciclo vital ni conlleva protección; el comienzo temprano de la actividad sexual; la unión libre o el amasiato; la frecuencia relativamente alta del abandono de mujer e hijos; la tendencia a centrar la familia en la mujer o la madre, lo cual acarrea un mayor conocimiento de los parientes por el lado materno y la predisposición abierta al autoritarismo; la falta de intimidad; el énfasis verbal en la solidaridad familiar, que pocas veces se logra ante la rivalidad entre hermanos y la competencia por los bienes y el afecto materno, ambos escasos.
Las características principales en el nivel individual son: intensas sensaciones de marginalidad, impotencia, dependencia e inferioridad. Ellos es cierto en habitantes de barriadas de la Ciudad de México y San Juan de Puerto Rico, quienes forman parte de familias que no constituyen un grupo étnico o racial diferenciado no sufren discriminación racial. Por supuesto, en los Estados Unidos la cultura de la pobreza de los negros abarca la desventaja adicional de la discriminación racial, pero como ya he señalado esta última lleva latente una gran capacidad para la protesta y la organización revolucionarias, misma que al parecer está ausente en las barriadas de la Ciudad de México o entre los pobres de raza blanca del sur de los Estados Unidos.
Otras características comprenden la elevada frecuencia de privación de la madre, la oralidad, la débil estructura del ego, la identidad sexual confusa, la falta de control de impulsos y una fuerte orientación a vivir el presente, acompañada de relativamente poca capacidad para diferir las gratificaciones y planear el futuro; una actitud de resignación y fatalismo, la creencia generalizada en la superioridad masculina y una elevada tolerancia para los trastornos psíquicos de todo tipo.
Las personas que viven en la cultura de la pobreza tienen una actitud provinciana y localista y poco sentido de la historia sólo conocen sus problemas y condiciones locales, su propio vecindario y su modo de vida. Usualmente están ausentes los conocimientos, la capacidad y la ideología para advertir similitudes entre sus problemas y los de sus semejantes en el resto del mundo, y no tienen conciencia de clase aunque son muy sensibles a las diferencias de status social.
Es necesario tener en mente las proposiciones que se enumeran a continuación, al analizar las características recién señaladas. 1) Las Características corresponden a diversos grupos y guardan relación funcional en cada uno de ellos. 2) Muchas de las características de los diferentes grupos, aunque no todas, también guardan relación funcional. Por ejemplo, los varones con bajos ingresos y desempleo permanente tienen una imagen insatisfactoria de sí mismos, se vuelven irresponsables, abandonan a su mujer e hijos y se juntan con otras mujeres con más frecuencia que los varones con ingresos elevados y trabajo estable. 3) Ninguna de las características, tomada por separado, distingue por sí misma a la subcultura de la pobreza; es su conjunción, su relación funcional y los patrones con que se presenta, lo que define a esta subcultura. 4) La subcultura de la pobreza, conforme queda definida por estas características, es un perfil estadístico; es decir, la frecuencia de distribución de tales características, sea que se consideran cada una por separado o en grupos, será mayor que el resto de la población. En otras palabras, las familias de la subcultura de la pobreza presentarán un número mayor de tales características que una familia estables de las clases trabajadora, media o acomodada. Más todavía, en una sola barriada puede haber ciertas familias que corresponden a la cultura de la pobreza y otras que no. 5) Por último, el perfil de la subcultura de la pobreza probablemente será diferente, de modo sistemático, conforme a la divergencia en los contextos culturales nacionales de las que forma parte. Es posible que la investigación de naciones diferentes haga surgir nuevas características.
Hasta la fecha no he elaborado un sistema para ponderar cada una de las características, aunque quizás esto resulte factible y se puede establecer una escala para muchas de ellas. Las que reflejan falta de participación en las instituciones del conjunto de la sociedad o el rechazo directo (en la práctica, si no en teoría), corresponderían a las características decisivas; por ejemplo, analfabetismo, provincialismo, unión libre, abandono de la mujer e hijos y falta de participación o membresía en asociaciones voluntarias más allá de la familia amplia.
Los pobres dejan de formar parte de la cultura de la pobreza, aunque quizás aún sean desesperadamente pobres, en el momento en que adquieren conciencia de clase, se convierten en miembros activos en organizaciones sindicales o adoptan un punto de vista internacionalista acerca de la realidad. Cualquier movimiento, sea religioso, pacifista o revolucionario, que organice a los pobres, les dé esperanza y promueva en forma eficaz la solidaridad y la identificación con grupos más grandes; destruirá el núcleo social y psicológico de la cultura de la pobreza. Creo que en este sentido, los movimientos de derechos civiles entre los negros estadounidenses, han logrado mejorar el respeto y la opinión que tienen respecto de sí mismos en mayor grado que sus progresos económicos, aunque sin duda ambos aspectos se refuerzan uno al otro.
La diferenciación entre la pobreza y la cultura de la pobreza es fundamental para el modelo que describimos. Hay diversos grados de pobreza y muchos tipos de gente pobre; el término cultura de la pobreza se refiere, pues a un modo de vida que comparten las personas pobres en contextos históricos y sociales dados. Las características económicas que he mencionado respecto de dicha cultura son condición necesaria pero no suficiente para definir el fenómeno al que me refiero; existen diversos ejemplos históricos de segmentos de población muy pobre, cuyo modo de vida no corresponde a lo que yo describiría como subcultura de la pobreza. A continuación señalo cuatro ejemplos.
Primero: Muchos pueblos primitivos o ágrafos estudiados por los antropólogos padecían una pobreza extrema, resultado de la escasez de conocimientos tecnológicos o de recursos naturales, o de ambos factores, pero no presentan las características de la subcultura de pobreza. De hecho, no constituyen una subcultura porque son sociedades poco estratificadas y, a pesar de su pobreza, se trata de culturas relativamente integradas, satisfechas y autosuficientes. Aun las tribus de recolectores y cazadores con estructura más sencilla, poseen elementos considerables de organización (bandas y jefes de partida, consejos tribales y autogobierno local) que no están presentes en la cultura de la pobreza.
Segundo: Las castas inferiores de la India (los camars o curtidores y los bhangis o barrenderos) suelen ser muy pobres en las aldeas y ciudades, pero la mayor parte de ellos están integradas a la sociedad y poseen sus propias organizaciones panchayat, que rebasan los límites de la aldea y les otorga poder considerable. Además del sistema de castas, que confiere a los individuos sentido de identidad y de pertenencia a un grupo, el sistema de clanes es otro factor. Este último o los sistemas de parentesco unilateral, doquiera que existan, hacen poco probable la existencia de la cultura de la pobreza, ya que el sistema da a la gente la sensación de pertenecer a un grupo que tiene historia y vida propias y, por lo tanto, aporta un sentido de continuidad, de un pasado y un futuro.
Tercero: Los judíos de Europa oriental eran muy pobres pero no tenían muchas de las características de la cultura de la pobreza por su tradición de alfabetismo; por el gran valor que conceden al aprendizaje y por la organización de la comunidad alrededor del rabino; por la proliferación de asociaciones voluntarias locales y por su religión, que les enseña que son el pueblo elegido.
Cuarto: Mi cuarto ejemplo es especulativo y corresponde al socialismo. A partir de mi experiencia limitada en un país socialista (Cuba) y de mis lecturas, me inclino a creer que la cultura de la pobreza no existe en los países socialistas. Mi primera visita en 1947 a Cuba, fue como profesor invitado del Departamento de Estado. En aquel entonces comencé el estudio de una plantación de azúcar en Melena del Sur y de un barrio bajo en La Habana; después de la revolución hice mi segundo viaje a Cuba, como corresponsal de una revista importante, y visité de nuevo al mismo barrio y algunas de las familias que había interrogado antes. El aspecto físico del barrio había cambiado poco, excepto por una nueva y hermosa escuela de párvulos; era evidente que la gente todavía era muy pobre, pero encontré en mucho menor grado los sentimientos de angustia; apatía y desesperanza característicos de los barrios bajos urbanos en la cultura de la pobreza. Estas personas expresaron gran confianza en sus líderes y la esperanza de una mejor vida en el futuro; el barrio mismo estaba ahora muy organizado, con comités de manzana, educacionales y de partido. El pueblo tenía una nueva sensación de poder e importancia, estaba armado y se les enseñaba una doctrina que glorificaba a la clase baja como esperanza de la humanidad (¡un funcionario cubano comentó que prácticamente habían eliminado la delincuencia al dar armas a los delincuentes!).
Creo que el régimen de Castro, a diferencia de Marx y Engels, no consideró al llamado proletariado lumpen como una fuerza inherentemente reaccionaria y antirrevolucionaria; en vez de ello se dio cuenta de su revolucionario e intentó utilizarlo. En este sentido, Franz Fanon evalúa en forma semejante la función del proletariado lumpen a partir de su experiencia en la lucha por la independencia de Argelia. En los condenados de la Tierra escribe:Es en esta masa de seres humanos, en esta gente de las casuchas, en el núcleo del proletariado lumpen, donde la rebelión encontrará su punta de lanza urbana. Porque el proletariado lumpen, esa horda de hombres hambrientos y separados de su tribu y su clan, constituye una de las fuerzas espontáneas más revolucionarias y radicales de un pueblo colonizado.
Mis investigaciones de los habitantes de las barriadas pobres de San Juan de Puerto Rico no respaldan las generalizaciones de Fanon, ya que los puertorriqueños de bajos ingresos escasamente poseen un espíritu revolucionario o una ideología radical. Por el contrario, la mayor parte de las familias que estudié tenían opiniones políticas bastante conservadoras y casi la mitad de ellos se inclinaban por el Partido Republicano Estadista, que promueve la transformación de la isla en un estado norteamericano. Me parece que el potencial revolucionario de las personas que forman parte de la cultura de la pobreza varía considerablemente conforme al contexto nacional y las circunstancias históricas específicas. En un país como Argelia, que luchaba por su independencia, el proletariado lumpen fue arrastrado a la lucha y se transformó en una fuerza vital; pero en países como Puerto Rico, donde el movimiento para la independencia tiene poco apoyo entre las masas, o en México, que logró su independencia hace mucho tiempo y actualmente está en un periodo posrevolucionario, el proletariado lumpen no es una fuerza importante para la rebelión o el espíritu revolucionario.
En efecto, observamos que en las sociedades primitivas y las de castas no surge la cultura de la pobreza, misma que tiende a disminuir en las sociedades fascistas, socialistas o las capitalistas muy desarrolladas con beneficencia institucional. Creo que la cultura de la pobreza es característica (y surge en) la etapa temprana del capitalismo de libre empresa, y es endémica en los regímenes coloniales.
Es importante diferenciar entre los diversos perfiles de la subcultura de la pobreza, que dependen del contexto nacional en el que existe dicha subcultura. Si consideramos a esta última principalmente con base en el factor de integración al conjunto de la sociedad y en la identificación con las grandes tradiciones de dicha sociedad, o si con base en el surgimiento de una nueva tradición revolucionaria, no nos sorprenderá que los habitantes de barriadas con ingresos más bajos difieren en mayor grado de las características centrales de la cultura de la pobreza, que otros con ingresos más elevados. Por ejemplo, Puerto Rico tiene un ingreso por persona mucho más elevado que México, pero los mexicanos tienen un sentido de identidad más profundo. Sin embargo, en México hasta las personas más pobres poseen un sentido más rico del pasado y una identificación más profunda con la gran tradición mexicana, por comparación con la que tienen los puertorriqueños con respecto de su tradición. En este sentido, en ambos países interrogué a los habitantes de barriadas acerca de los nombres de figuras públicas nacionales. En la Ciudad de México, un elevado porcentaje de los interrogados, aun aquellos de escolaridad escasa o nula, tenían conocimientos acerca de Cuauhtémoc, Hidalgo, Morelos, Juárez, Días, Zapata, Carranza y Cárdenas, mientras que en San Juan de Puerto Rico los interrogados mostraron ignorancia absoluta acerca de figuras históricas del país como Ramón Power, José de Diego, Baldorioty de Castro, Ramón Betances, Nemesio Canales y Llorens Torres. Así, para el puertorriqueño de bajos ingresos ¡la historia comienza y termina con Muñoz Rivera, su hijo Muñoz Marín y doña Felisa Rincón!
He mencionado el fatalismo y las pocas aspiraciones, como características claves de la subcultura de la pobreza. Sin embargo, en este aspecto, también el contexto nacional marca grandes diferencias. Es evidente que el nivel de las aspiraciones de los sectores más pobres de la población en un país como los Estados Unidos, con su tradicional ideología de ascenso social y democracia, será mucho mayor que en países atrasados como Ecuador y Perú, donde la ideología y las posibilidades reales de ascenso social están muy limitadas y los valores autoritarios persisten en los medios rural y urbano.
Creo que si bien todavía existe mucha pobreza en los Estados Unidos (las estimaciones varían entre treinta y cincuenta millones de personas), es relativamente escasa la que yo llamaría cultura de la pobreza en particular si se compara con las de naciones subdesarrolladas; esto se debe a los adelantos tecnológicos, el elevado nivel de educación, el desarrollo de los medios masivos de comunicación y las aspiraciones de todos los sectores de la población comprendida por debajo de la línea de pobreza (o entre seis y diez millones de personas) de Estados Unidos, posee las características que justificarían clasificar su modo de vida como cultura de la pobreza; y es probable que una gran parte de este grupo consista en negros, mexicanos, puertorriqueños, indígenas americanos de bajos ingresos y blanco pobres del sur. Que el número de personas norteamericanas comprendidas en la cultura de la pobreza sea relativamente bajo, resulta positivo, ya que es bastante más difícil eliminar a la cultura de la pobreza que a la pobreza en sí.
Las personas de clase media, entre quienes se cuentan sin duda la mayor parte de los científicos sociales, tienden a concentrar su atención en los aspectos negativos de la cultura de la pobreza, y a relacionar los valores negativos con características como la de la orientación al presente y la orientación concreta o abstracta. No es mi intención considerar en forma idealista o romántica a la cultura de la pobreza, ya que como alguien dijo “es más fácil alabar la pobreza que vivir en ella”, pero conviene no pasar por alto algunos aspectos positivos de tales características. El vivir en el presente suele dar origen a una capacidad para la espontaneidad, el gozo de los sentidos y la tolerancia de los impulsos; capacidad que con frecuencia está adormecida en los hombres de clase media, orientados al futuro. Quizá sea esta realidad del momento lo que intentan recapturar desesperadamente los escritores existencialistas y que en la cultura de la pobreza es un fenómeno natural y cotidiano. El uso frecuente de la violencia representa sin duda alguna un escape inmediato para la hostilidad, de modo que las personas que forman parte de la cultura de la pobreza sufren menos represión que los sujetos de clase media.
Los antropólogos han afirmado, con base en el punto de vista tradicional de la cultura, que esta cultura confiere a los seres humanos un modo de vida con un conjunto de soluciones ya elaboradas, por lo que los individuos no tienen que partir desde cero en cada generación; es decir, el núcleo de la cultura ejerce su función positiva de adaptación. Yo también he llamado la atención acerca de algunos mecanismos de adaptación en la cultura de la pobreza; por ejemplo, el bajo nivel de aspiración permite disminuir la frustración, y la legitimación de hedonismo a corto plazo posibilita la espontaneidad y el gozo. Sin embargo, considerada en conjunto, me parece una cultura no muy honda, que conlleva en gran medida “pathos”, sufrimiento y sensación de vacío entre sus miembros. Además, no aporta mucho apoyo o satisfacción y, al estimular la desconfianza, tiende a aumentar la desesperanza y el aislamiento. De hecho, la pobreza de cultura es uno de los aspectos fundamentales de la cultura de la pobreza.
El concepto de cultura de la pobreza es una generalización muy amplia que, esperanzadamente, permitirá unificar y explicar diversos fenómenos a los que se ha considerado como características distintivas de grupos raciales, nacionales o regionales. Por ejemplo, se suponía que la centralización en la figura materna, la frecuencia elevada de uniones libres y el alto porcentaje de hogares encabezados por la mujer, eran rasgos propios de la organización familiar caribeña o de las familias de negros en los Estados Unidos, pero han resultado se características de la cultura de la pobreza presentes en diversos pueblos de muchas partes del mundo, también en aquellos que no tienen antecedentes de esclavitud.
Disponer de un concepto de subcultura de la pobreza, que rebasa a las sociedades, nos permite ver que muchos de los problemas que suponíamos específicos de nuestra sociedad o de los problemas de los negros (o de cualquier otro grupo étnico o racial específico), también están presentes en otros países que no tienen minorías étnicas. Además mueve a pensar que la eliminación de la pobreza física quizá no baste para eliminar la cultura de la pobreza como un modo de vida.
¿Cuál es el futuro de la cultura de la pobreza? Al considerar esta pregunta es necesario establecer diferencias entre los países en que abarca un pequeño segmento de la población y aquellos en que dicho segmento es más amplio. Resulta claro que las soluciones serán diferentes en ambas situaciones. En los Estados Unidos, la solución principal que han planteado los planificadores y trabajadores sociales al tratar familias con problemas múltiples y el llamado “núcleo duro” de la pobreza, ha sido intentar mejorar poco a poco su nivel de vida e incorporarlos a la clase media y, siempre que ha sido posible, han acompañado esto de tratamiento psiquiátrico. Sin embargo, en los países subdesarrollados grandes masas viven en la cultura de la pobreza, de modo que no es posible solucionarla con el trabajo social. Por otra parte, ante la magnitud del problema, los psiquiatras difícilmente pueden hacerle frente cuando apenas se dan abasto para atender a la creciente clase media. Así, es factible que en estos países las personas de la cultura de la pobreza busquen una solución más revolucionaria. Por lo cual es frecuente que las revoluciones hayan tenido éxito en abolir algunas de las características básicas de la cultura de la pobreza, aunque no la pobreza misma, al originar cambios estructurales básicos en la sociedad, como redistribuir la riqueza, organizar a los pobres y darles poder, liderazgo y un sentido de pertenencia a un grupo.
Algunos de mis lectores han malentendido el modelo de la subcultura de la pobreza y no han asimilado la necesidad de diferenciar entre ella y la pobreza. Al efectuar esta distinción he intentado documentar una generalización más amplia; a saber, es un grave error considerar a todas las personas pobres bajo una sola categoría, ya que las causas, el significado y las consecuencias de la pobreza varían notablemente en los diferentes contextos socioculturales. Luego, este concepto en manera alguna pone la carga de la pobreza en el carácter del pobre, ni intenta restar importancia a la explotación y el abandono en que vive este último. De hecho, la subcultura de la pobreza es parte de la cultura capitalista, cuyo sistema socioeconómico lleva a la riqueza a manos de un grupo relativamente pequeño, con lo cual posibilita la existencia de diferencias tajantes entre las clases sociales.
Acepto la idea de que entre las múltiples razones para la persistencia de esta subcultura se cuentan sin duda, las presiones que la sociedad ejerce sobre sus miembros y la estructura de la sociedad misma, pero éstas no son las únicas razones. La subcultura que nos ocupa elabora mecanismos que tienden a perpetuarla, particularmente porque ejerce efecto en las aspiraciones, el carácter y la opinión que tienen de la realidad los niños que crecen en ella. Por lo consiguiente, las oportunidades de mejoramiento económico, si bien son del todo esenciales y de la mayor prioridad, no son suficientes para alterar o eliminar en sus aspectos básicos la subcultura de la pobreza. Su eliminación requiere además un proceso que se llevará varias generaciones, aun bajo las circunstancias más satisfactorias, como una revolución socialista.
Algunos lectores han entendido mis palabras como si dijera: “el ser pobre es terrible, pero el tener la cultura de la pobreza no es tan malo”. Lo que en realidad afirmo es que es más fácil eliminar la pobreza que la cultura de la pobreza y que los pobres en una sociedad precapitalista de castas, como la de la India, tienen algunas ventajas respecto de los habitantes de las barriadas urbanas modernas, ya que están organizados en castas y panchayats, lo cual les confiere un sentido de identidad y en alguna medida, fuerza y poder. Gandhi quizá tenía en mente a las barriadas de las urbes occidentales cuando escribió que el sistema de castas era una de las grandes invenciones de la humanidad. En forma semejante, he señalado que los judíos pobres de Europa Oriental, con su fuerte tradición culta y organización comunitaria, estaban en una mejor situación que las personas de la cultura de la pobreza. Por otra parte, señalaría que estas últimas, con abierta actitud de resignación y fatalismo, presentan menos compulsión y angustia si las comparamos con las personas de clase media baja que intentan superarse aun bajo las circunstancias más adversas.

Oscar Lewis, “La Cultura de Pobreza” del libro Ensayos Antropológicos

"Algunas posturas y polémicas alrededor de los conceptos de pobreza y cultura de la pobreza" de Elena Barbieri y Rosa de Castro

A continuación un link dónde encontrarán el texto de Elena Barbieri y Rosa del Castro que figura en el Cuadernillo:
http://www.vivilibros.com/excesos/02-a-06.htm

Y para profundizar más sobre el tema de "Cultura de la pobreza", recomiendo ver el Resumen del texto "Cultura de la pobreza" de Oscar Lewis.

Diversidad Cultural




Consignas de trabajo.

Texto: Genealogía del racismo. Michael Foucault
Consignas:

  1. Leer comprensivamente el texto de Michael Foucault.
  2. Señalar las ideas principales del mismo.
  3. Elaborar un texto de no más de cuatro páginas de extensión, dónde conste las ideas centrales del autor en relación con el tema del racismo.

Recomendamos:

  • Para conocer más sobre Michael Foucault, ver video online del programa "Las aventuras del pensamiento" (margen derecho)
  • Para profundizar sobre el tema de Biopoder y Biopolítica, leer el artículo de Maurizio Lazzarato: "DEL BIOPODER A LA BIOPOLÍTICA".
  • Para debatir y ampliar el tema, ver la película: "V de Venganza" y/o "El jardinero fiel"

Texto: "Una Cultura diferente. Lo insoportable de la alteridad. La trágica historia del pueblo armenio" de Manuel Molinari y "Genocidio armenio" de Wikipedia.
Consignas:

  1. Leer comprensivamente ambos textos.
  2. Investigar sobre el tema.
  3. Establecer relaciones con los temas desarrollados en la cátedra.

Recomendamos:

  • Para conocer más sobre el Genocidio armenio: ver la película "Ararat" de Atom Egoyan, leer el artículo “Ararat”: No olvidar, la complejidad de la memoria, y visitar algunos de los sitios web recomendados en el Blog.

Cine para pensar – ‘El jardinero fiel’, de Fernando Meirelles



Interesante película para analizar la relación entre racismo, discriminación, ciencia y capitalismo.

A continuación un Sinopsis de la película y al final links para verla online

Sinopsis

En un remoto lugar al norte de Kenya, asesi-nan brutalmente a la activista más entregada de la zona, la brillante y apasionada Tessa Quayle (Rachel Weisz). Un médico local que la acompañaba ha huido y todo parece apuntar hacia un crimen pasional. Sandy Woodrow (Danny Huston), Sir Bernard Pellegrin (Bill Nighy) y los demás miembros del Alto Comi-sionado Británico están convencidos de que el viudo de Tessa, el apacible y poco ambicioso Justin Quayle (Ralph Fiennes) dejará el asunto en sus manos, pero están muy equivocados. El equilibrio profesional del diplomático ha basculado al perder a la mujer a la que tanto amaba. Esos dos seres tan opuestos se atraían mutua-mente y disfrutaban de un feliz matrimonio. Los recuerdos de esa unión empujan a Justin a tomar una decisión por primera vez en su vida personal y profesional. Perseguido por los remordimientos y herido por los rumores de las supuestas infidelidades de su espo-sa, Justin se sorprende a sí mismo lanzándose a una peligrosa odi-sea. Ha decidido limpiar el buen nombre de su mujer y "acabar lo que ella empezó". Para conseguirlo, debe aprender a marchas for-zadas cómo funciona la industria farmacéutica, ya que Tessa esta-ba a punto de descubrir un escándalo, y viajará por dos continentes en busca de la verdad. No tardará en darse cuenta de la existencia de una conspiración tan letal como común que se ha cobrado la vi-da de inocentes y pondrá la suya en peligro.

http://www.cineonline1.com/ver-pelicula-el-jardinero-fiel-online.html

http://peliculas.tvfilia.com/2008/11/el-jardinero-fiel-online.html

Cine para pensar – ‘Ararat’, de Atom Egoyan

Sobre el tema del genocidio del pueblo armenio recomindo esta maravillosa pelicula!
(si alguien encuentra un link para verla online, le pido que me lo diga. Gracias)
A continuación un Artículo relacionado con la memoria y lo sucedido al pueblo armenio.


Ararat”: No olvidar, la complejidad de la memoria

por Diego Braude dbraude@imaginacionatrapada.com.ar
(Canadá/Francia, 2002)
Escrita y Dirigida por: Atom Egoyan.
Producida por: Atom Egoyan, Robert Lantos y Sandra Cunningham. Fotografía: Paul Sarossy. Elenco: Charles Aznavour, Bruce Greenwood, Christopher Plummer, Arsineé Khandjian, David Alpay, Elias Koteas, Marie Jose Croze y elenco. Duración: 115 minutos

¿Qué es la historia? ¿Qué es la memoria? Construimos nuestros relatos, confiamos en ellos, basamos nuestra vida en nuestra propia narrativa. Cuando interactuamos con otro, son nuestros relatos que están hablando desde el fondo. Pero, ¿qué ocurre cuando lo que se recuerda es terrible? ¿cómo se lo reconstruye? ¿se lo acepta? ¿cómo se hace? ¿cómo se hace para negarlo?

Tras décadas de conflictos, en 1915, en plena Primera Guerra, el Imperio Turco Otomano es protagonista de lo que hoy se conoce como el Genocidio Armenio. El gobierno turco lo niega, y de hecho ha sido un tema de debate durante el último siglo. Entre las desavenencias, transitan cifras de miles de muertos, de torturas, violaciones, sadismo, venganza. Se dice que sirvió de precedente a los planes de limpieza étnica del nazismo (sobre todo en tanto, probablemente habiendo ocurrido en el medio de un guerra que lo excedía, la masacre Armenia quedó durante mucho tiempo en el olvido internacional). Entre los debates, están los muertos, y los recuerdos o sus formas que quedan clavados en el inconsciente colectivo; el dolor, el odio, el recuerdo del odio y su imposibilidad de explicarlo racionalmente… ¿cómo elaborar un relato fundacional en cualquiera de los dos casos? ¿cómo se convive? ¿cómo se sigue hacia delante sin por eso olvidar el pasado.

Atom Egoyan ya había construido rompecabezas, historias fragmentadas, donde la memoria jugaba permanentemente a las escondidas, como dotada de vida propia en continua discusión con la conciencia. Es la obsesión por la idea de verdad, de la verdad como un concepto de inconmensurable complejidad, más formado por preguntas que por respuestas absolutas. El mundo narrado por Egoyan pende permanentemente de un hilo, y en ese hilo vivimos todos. Es esa fragilidad, la facilidad con que ese equilibrio puede romperse la que se repite una y otra vez en sus films.


En “Ararat”, son los textos dentro de los textos dentro de los textos. Un director de ascendencia Armenia llega a Canadá para rodar un film sobre el Genocidio Armenio, basado en el diario personal de un misionero estadounidense. Una historiadora presenta su reciente libro sobre la vida de Arshille Gorky, artista armenio sobreviviente del Genocidio que migró a los Estados Unidos (y fue considerado uno de los fundadores del expresionismo abstracto). Su hijo, en busca de la memoria de su padre, quién falleció intentando asesinar a un diplomático turco. La hijastra, tratando de recuperar la memoria de su padre, segundo marido de la historiadora que murió, como Gorky, suicidándose. Un inspector de aduana a punto de retirarse que no puede lidiar con la homosexualidad de su hijo. El novio de éste, actor de ascendencia turca que participará del film del director. Un guionista que negocia permanentemente entre los hechos y la licencia poética.

El film comienza con las imágenes de Gorka trabajando sobre una de sus obras más crípticas, “El artista y su madre”, basada en una foto de él mismo con su madre, y a su vez también inspirada en una imagen religiosa de la Virgen y su Hijo. Curiosamente, Gorky pasa de la fotografía, considerada un archivo más objetivo de la realidad, a la obra plástica, lugar del recuerdo más subjetivo. Esta imagen, este lugar, habrá de volver durante la película, como si la recorriera transformándose en su eje. El artista ha dejado las manos de su madre sin terminar, ¿por qué? Durante el film, los relatos en presente y pasado se entrelazan con los del otro film, el que está siendo filmado dentro de la narración, pero nunca sabremos si este momento del artista con su obra pertenece a qué nivel de la ficción. Nadie ha sido testigo, por lo tanto desde la enunciación que propone Egoyan, es una paradoja. Es imposible recuperarlo, y sin embargo marca a todos los demás personajes. Es la misma imposibilidad del cine como construcción en simultáneo con su capacidad de recuperar. En una bella imagen, Gorky habrá de apoyar sus manos sobre el lienzo; el contacto con la tela, con lo orgánico, a la distancia a través de su propia obra con las manos perdidas de su madre.

La búsqueda de la memoria, y de esta como fundación de la identidad, en los jóvenes es la extrapolación de los adultos con el pasado. No pueden dialogar, caminan como fantasmas cada uno enfrascado en su propia versión de sufrimiento. Todos los eventos que los marcan son extremos, pero la negación les hace imposible vivir, permaneciendo varados en un círculo vicioso. Los personajes parecen trasladar al film la propia obsesión del otro autor, de Egoyan, en su imposibilidad de poder unir coherentemente todas las piezas del rompecabezas. No puede dejar de recordar el Genocidio, pero tampoco puede dejar de vivir en el mundo actual.

En el inicio del film, el director se encuentra con el inspector de aduana. La siguiente vez que lo encontremos, será con Rafi, el hijo de Ani, la historiadora, quien vuelve de un misterioso viaje a Turquía con unas latas que supuestamente son para la posproducción de la película. El inspector no le cree y la situación termina en un caprichoso interrogatorio que da pie a gran parte del relato del film (ahora a través de los ojos de Rafi). Es un poco la licencia poética del propio Egoyan; para el inspector, es su último día, y necesita escuchar; Rafi, por su parte, necesita contar todo a alguien que no lo conozca.

Todo este cruce de relatos, que produce la imposibilidad de una única mirada, por otro lado lleva a los personajes a la necesidad imperiosa de vivir la historia.

El actor turco, a quien le toca encarnar al “malo de la película”, prefiere creer que el Genocidio no existió, o que fue simplemente un conflicto étnico. Para Ani es preferible creer que su segundo marido tropezó, porque aceptar su posible responsabilidad en su suicidio le resultaría intolerable. Para Celia, la hijastra, es igualmente insoportable aceptar la situación del suicidio, y por eso busca culpables. En la ambigüedad y la necesidad de entendimiento del alma humana, de todos modos se imprime el igualmente necesario acto de recordar y aceptar como manera de poder seguir adelante.

Frente a las terribles imágenes narradas y filmadas de violencia, como forma de no olvidar (lema que hizo famoso Simon Wiesenthal, el reconocido cazador de nazis, y que también forma parte de la comunidad armenia), Egoyan no puede dejar de preguntarse, de indagar, como el inspector, sobre la esencia humana. Ser potencial, el humano es capaz de la tortura más brutal como de la redención, el amor, y la reparación. El asunto es cómo conciliar ambos en la memoria vivida frente a la masacre, frente a la tragedia y la identidad presente. Si bien Egoyan elige cerrar el film en un tono más amable, deja de todos modos en evidencia que la respuesta está lejos de ser sencilla.

Recursos Web:
http://es.wikipedia.org/wiki/Genocidio_armenio- Resumen histórico del Genocidio Armenio y en Wikipedia
http://www.genocidioarmenio.org/genocidioarmenio.asp - Sitio dedicado específicamente al tema
http://www.armenica.org/ - Sitio dedicado al tema, incluye material multimedia (en inglés)






Cine para pensar – ‘V de Venganza, de James McTeigue


Interesante sería poder analizar estos temas a la luz de la película "V de Venganza"
A continuación una breve Sinopsis de la película, luego algunos datos y rarezas, y al final un link para verla (online si es que funciona)
Sinopsis

En el futuro, Gran Bretaña posee un gobierno totalitario. Evey, una joven trabajadora, es rescatada de la muerte por un enmascarado conocido sólo como `V`. Profundamente complejo y lleno de contradicciones, V, es un hombre impulsado por un profundo deseo de venganza, dedicándose a liberar a sus conciudadanos de aquellos que los han llevado hasta la sumisión. V denuncia la tiranía de sus gobernantes e invita a los demás ciudadanos a unírsele. Evey descubre el misterioso pasado de V, y se convierte en su aliada para llevar adelante una revolución que restaure la libertad y la justicia en una sociedad saturada de crueldad y corrupción. La gente no debería temerle a sus gobernantes, los gobernantes deberían temerle a su gente.

Datos
Para ocultar su rostro quemado V usa la máscara del famoso rebelde inglés Guy Fawkes. Si bien se menciona un poco su historia en el film, un poco de data más no viene mal. Fawkes fue el responsable de crear un complot para volar el Parlamento Inglés y asesinar al rey Jacobo I, con el fin de terminar con la persecución de los católicos ingleses. El plan fracasó y el 5 de noviembre de 1605 Fawkes fue capturado junto con otros 12 conspiradores. Todos fueron ahorcados en público y posteriormente descuartizados. Desde entonces, todos los años se celebra para esa fecha en Inglaterra el Día de Guy Fawkes con fuegos artificiales, en el que los chicos suelen quemar muñecos de trapo del conspirador.
Los hermanos Wachowski escribieron la primera adaptación de la historieta antes de filmar la primer película de Matrix.
La Galería de la Sombra , la guarida de V, se construyó en el mismo escenario donde el director Fritz Lang filmó Metrópolis en 1927, un clásico de suspenso futurista.
La secuencia más difícil de filmar fue la de las fichas de dominó. Llevó 200 horas ensamblar las 22 mil fichas que se ven en escena!!


Link para ver Online: http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/1451957/V-de-Venganza-on-line-subtitulada.html

http://vide05.com/2008/08/10/pelicula-online-v-de-venganza-subtitulada-al-espanol/

Genealogía del racismo. Michael Foucault

el siguiente texto es un resumen, no reemplaza al que está en el cuadernillo.
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Undécima Lección: Del poder de soberanía al poder sobre la vida
17 de marzo de 1976

Si bien en el principio de universalidad nacional (Décima Lección) la noción misma de guerra fue eliminada del análisis histórico, el tema de las razas no estaba destinado a desaparecer sino a ser retomado bajo otra forma: el racismo de Estado. En esta lección se describen las condiciones que permitieron su existencia.
En la teoría clásica el derecho de vida y muerte era uno de los atributos fundamentales de la soberanía. De acuerdo a esto, la vida y la muerte del sujeto se vuelven derechos sólo por efecto de la voluntad soberana. Sin embargo, existe un desequilibrio práctico, este derecho sólo se ejerce de forma desequilibrada, siempre del lado de la muerte. "El efecto del poder soberano sobre la vida sólo se ejerce desde el momento en que el soberano puede matar (...) Se trata más bien del derecho de hacer morir o dejar vivir. Y esto produce una fuerte asimetría". La pregunta acerca de si la vida, en tanto que razón primera, originaria y fundamental del contrato, no debería estar excluida del mismo, expresa como el problema de la vida empieza a problematizarse en el campo del análisis del poder político.
Desde fines del siglo XVII aparece una tecnología disciplinaria. Hacía la segunda mitad del siglo XVIII aparece la biopolítica. Ésta es una tecnología de poder no disciplinaria, aunque no la excluye. En la medida en que se coloca en otra escala, puede integrarla, incorporarla, tiene otra área de acción y recurre a instrumentos diferentes:
Disciplina:
a) Rige la multiplicidad de hombres en tanto se resuelve en cuerpos individuales b) Toma del poder sobre el cuerpo procedente de la individualización c) Objeto: hombre-cuerpo

Biopoder:
a) Rige la multiplicidad de hombres y se resuelve en tanto constituye una masa global b) Toma del poder sobre el cuerpo procedente de la masificación c) Objeto: hombre-especie Biopolítica y biopoder
Los siguientes son algunos puntos a partir de los cuales se constituye la biopolítica: practicas, principales ámbitos de saber e intervención, de obtención de saber y de ejercicio de poder. La biopolítica extraerá su saber y definirá el campo de intervención de su poder, precisamente de la natalidad y la morbilidad, de las diversas discapacidades biológicas, de los efectos del ambiente, etc.

Lo que formó los primeros objetos de saber y los primeros objetivos de control del biopoder fueron los procesos de conjunto específicos de la vida (proporción de nacimientos y decesos, producción, enfermedad) que, en la segunda mitad del siglo XVIII estaban en conexión con todo un conjunto de problemas económicos y políticos. Con las primeras demografía se pone en funcionamiento la medición estadística de estos fenómenos. Fue la preparación de esquemas de intervención en los fenómenos de la natalidad globalmente considerada.
Las epidemias recibieron el nombre de endemias y no se consideran como la causa de frecuentes decesos, sino como factores permanentes de la reducción de fuerzas, energías, del tiempo de trabajo. Con consideradas en términos económicos, como fenómeno relativo a las poblaciones y ya no a la muerte que se cierne sobre la vida. Esto conllevara a la instauración de una medicina cuya función principal es la higiene pública, que se realizará mediante organismos que centralizan y coordinan las curas médicas, hacen circular información, normalizan el saber, hacen campañas para difundir la higiene y trabajan para la medicalización de la población. Sus principales problemas serán la reproducción, la natalidad y la morbilidad.

Otro campo de intervención son los fenómenos que comportan consecuencias en el plano de la inhabilitación y exclusión de los individuos, tales como la enfermedad, los incidentes, infortunios, la vejez, etc. Contras estas anomalías se sino mecanismos mas ingeniosos y económicamente mas racionales que la asistencia masiva y al mismo tiempo fragmentaria de institutos de asistencia esencialmente ligados a la Iglesia: seguros, ahorro individual, seguridad social, etc.

El último ámbito de intervención toma a los seres humanos como especie y su ambiente de existencia. "Se suscitará el problema del ambiente mismo, pero no como ambiente natural, sino como ambiente que tiene efectos de retorno sobre la población, como ambiente creado por ella. Se trata, en una palabra, del problema de la ciudad".

Con esta nueva tecnología del poder aparecen nuevos elementos:
I- Noción de población: Es un elemento que ni la teoría del derecho ni la practica disciplinaria conocen. La primera solo conocía al individuo contratante y a la sociedad producto del contrato, la segunda conocía sólo al individuo y al cuerpo. La población es un nuevo cuerpo, un cuerpo múltiple. Este es el problema biológico y de poder.

II- Fenómenos colectivos: Debido a la naturaleza de estos, solo aparecen con sus efectos económicos y políticos y sólo son pertinentes a nivel de la masa. Considerados en sí e individualmente, son aleatorios e imprevisibles, mientras que a nivel colectivo presentan constantes que son posible establecer. Se dan esencialmente en la duración, son fenómenos en serie.

III- Funciones de los mecanismos biopolíticos: Se trata de previsiones, estimaciones estadísticas, medidas globales, para intervenir a nivel de las determinaciones de los fenómenos generales. También prepara mecanismos reguladores que puedan determina un equilibrio, homeostasis, en una población global. Constituyen mecanismos de seguridad en torno de todo lo que haya de aleatoria en las poblaciones vivientes. El fin es tomar gestión de la vida, optimizar un estado de vida.

"Más acá de ese gran poder absoluto, dramático, hosco, que era el poder de la soberanía, y que consistía en poder hacer morir, he aquí que aparece, con la tecnología el biopoder, un poder continuo, científico: el de hacer vivir. La soberanía hacía morir o dejaba vivir. Ahora en cambio a aparece un poder de regulación, consistente en hacer vivir y dejar morir" .

La manifestación más concreta de este poder aparece en el proceso de exclusión progresiva de la muerte. Hoy la muerte es más objeto de tabú que el sexo. La razón de que la muerte sea ocultada depende de una transformación de las tecnologías de poder. Lo que antes imponía su alta ritualización a la muerte, era el hecho de que se trataba de una manifestación de un pasaje de poder a otro. Del poder terrestre al poder celeste, y transmisión del poder del moribundo a los que lo sobrevivían (herencias, testamentos, ultimas palabras y voluntades). "Desde que el poder es cada vez menos el derecho de hacer morir y cada vez más el derecho de intervenir para hacer vivir, sobre el cómo de la vida, de intervenir para mejorar la vida, para controlar sus accidentes, los riesgos, las deficiencias, entonces, por esto mismo, la muerte entendida como fin de la vida es el fin del poder, la terminación , el extremo del poder. La muerte se ubica entonces en una relación de exterioridad respecto del poder: es lo que sucede fuera de su capacidad de acción, es aquello sobre lo cual no puede actuar sino global y estadística, etc. El poder no dominara la muerte, sino a la mortalidad" .


Resumen

"A partir del siglo XVIII, o de sus postrimerías, tenemos dos tecnologías de poder que se establecen con cierto desfase cronológico y que se superponen. Por un lado una técnica disciplinaria, centrada en el cuerpo, que produce efectos individualizantes y manipula al cuerpo como foco de fuerzas que deben hacerse útiles u dóciles. Por el otro una tecnología centrada sobre la vida, que recoge efectos masivos propios de una población especifica y trata de controlar la serie de acontecimientos aleatorios que se producen en una masa viviente. Es una tecnología que busca controlar, y modificar probabilidades y de compensar sus efectos. Por medio del equilibrio global, esa tecnología apunta a algo así como una homeostasis, la seguridad del conjunto en relación con sus peligros internos. En resumen: tenemos una tecnología disciplinaria que se distingue de una etnología aseguradora y reguladora; una tecnología que es, en ambos casos, una tecnología del cuerpo, pero en una el cuerpo es individualizado como organismo, dotado de capacidades, y en la otra los cuerpos son ubicados en procesos biológicos de conjunto.
Se podría decir: es como si el poder que tenía como modalidad, como esquema organizativo, la soberanía, se hubiera visto incapaz de regir el cuerpo económico y político de una sociedad entrada en una fase de explotación demográfica y de industrialización, de modo que a la vieja mecánica del poder escapaban muchas cosas, por arriba y por abajo, a nivel de los individuos y a nivel de la masa. Para recuperar lo particular tuvo lugar una primera adaptación de los mecanismos de poder, dirigida a la vigilancia y el adiestramiento. Nace así la disciplina. Ese fue el proceso de adaptación más fácil. Por eso, entre los siglos XVII y XVIII, fue el primero realizado, aunque sólo a nivel local, en forma empírica, fraccionada y en el marco limitado de la escuela, el hospital, el cuartel, la fabrica. Después, a fines del XVIII, hay una segunda adaptación pero esta vez de fenómenos globales, de población, de procesos biológicos, específicos de la masa humana.
Por supuesto, fue una adaptación mucha más difícil, porque implicaba órganos complejos de coordinación y centralización".

Mientras que la disciplina opera a través de un conjunto orgánico institucional, el biopoder lo hace a través de un conjunto biológico estatal. Esto no quiere decir que juegue una posición entre Estado a instituciones, ya que por un lado, la disciplina tiende a sobrepasar el nivel institucional, y por el otro el biopoder puede operar por debajo del nivel de Estado. En la medida en que estos mecanismos de poder no se encuentran en el mismo nivel, no se excluyen y se articulan uno con el otro.

Sexualidad y degeneración
El caso de la sexualidad constituye un ejemplo. "¿por qué la sexualidad llegó a ser en el siglo XIX un campo de importancia estratégica fundamental? Creo que por numerosas razones. En especial porque por un lado, como comportamiento corpóreo, depende de un control disciplinario, individualizante, llevado en forma de vigilancia permanente (...); por otro lado, mediante sus efectos de procreación, la sexualidad se inscribe y adquiere eficacia en amplios procesos biológicos que no conciernen al cuerpo del individuo, sino a aquella unidad múltiple constituida por la población. Por lo tanto depende de la disciplina, pero también de la regulación. La extrema valorización medica de la sexualidad en el siglo XIX, creo que tiene su principio en la posición privilegiada de esta, que se encuentra entre organismo y población, entre cuerpo y fenómenos globales". La sexualidad indisciplinada implica dos órdenes de efectos: el primero es sobre el cuerpo que es atacado por enfermedades individuales, el segundo tiene efectos al nivel de la población, se presume que el desviado tendrá una descendencia desviada por generaciones. Nace así la teoría de la degeneración. "Y en la medida en que la sexualidad se encuentra en el origen de las enfermedades individuales y constituye el núcleo de la degeneración, representará el punto de articulación de lo disciplinario y lo regulador, del cuerpo y de la población".
La norma
Es el elemento que circula de la disciplina al biopoder, que se aplica al cuerpo y a la población y permite controlar el orden disciplinario del cuerpo y los hechos aleatorios de una multiplicidad. En este sentido, la sociedad de la normalización no es sólo una sociedad disciplinaria generalizada cuyas instituciones recubren todo el espacio posible, sino también una sociedad donde se entrecruzan la norma de la disciplina y la norma de la regulación. El poder tomó a cargo la vida constituyendo dos polos: uno en la dirección del cuerpo, otro en dirección de la población.

Racismo de Estado: Vivir y dejar morir

En una tecnología de poder que tiene como objetivo y como objetivo la vida ¿Cómo se ejerce el derecho de matar y la función homicida, si es verdad que el poder soberano retrocede cada vez más y el biopoder, disciplinario y regulador, avanza siempre más?. Aquí interviene el racismo:
I) Introduce una separación entre lo que debe vivir y lo que debe morir. Será un modo de fragmentar y producir un desequilibrio en el campo de lo biológico que el poder tomó a su cargo, mediante la jerarquización y la calificación de razas como buenas y malas.

II) Establece una relación positiva entre la muerte del otro y la vida de uno en clave no guerrera, sino biológica."La muerte del otro - en la medida en que representa mi seguridad personal - no coincide simplemente con mi vida. La muerte del otro, la muerte de la mala raza, de la raza inferior (o del degenerado o del inferior) es lo que hará la vida más sana y más pura".
"Este mecanismo podrá funcionar justamente porque los enemigos que se quiere suprimir no son los adversarios, en el sentido político del término, sino que son los peligros, externos o internos, en relación con la población y para la población. En otras palabras: el imperativo de muerte, en el sistema de biopoder es admisible sólo si se tiende a la victoria no sobre adversarios políticos, sino a la eliminación del peligro biológico y al reforzamiento directamente ligado con esta eliminación de la especie misma o de la raza.
La raza, el racismo, son - en una sociedad de normalización - la condición de la aceptación del homicidio (...) Desde el momento en que el Estado funciona sobre la base del biopoder, la función homicida del Estado mismo sólo puede ser asegurada por el racismo (...) Que quede bien claro que cuando hablo de homicidio no pienso simplemente en el asesinato directo, sino todo lo que puede ser también muerte indirecta: el hecho de exponer a la muerte o de multiplicar para algunos el riesgo de muerte, o más simplemente, la muerte política, la expulsión".
"El racismo asegura entonces la función de la muerte en la economía del biopoder, sobre el principio de que la muerte del otro equivale al reforzamiento biológico de sí mismo como miembro de una raza o una población, como elemento de una pluralidad coherente y viviente (...) Lo que hace la especificidad del racismo moderno no está ligado con mentalidades, con ideologías, con mentiras del poder, sino mas bien con la técnica del poder, con la tecnología del poder. El racismo está pues ligado con el funcionamiento de un Estado que está obligado a valerse de la raza, de la eliminación las razas o de la purificación de la raza para ejercer su poder soberano. El funcionamiento, a través del biopoder, del viejo poder soberano del derecho de muerte, implica el funcionamiento, la instauración y la activación del racismo. Y creo que éste radica efectivamente aquí."

El nazismo es un claro ejemplo de racismo de Estado. Sin embargo "el nazismo sólo llevó a su paroxismo el juego entre el derecho soberano de matar y los mecanismo del biopoder. Pero este juego está inscrito efectivamente en el funcionamiento de todos los Estados, de todos los Estados modernos, de todos los Estado capitalistas. Y no sólo de éstos. (...) Por lo que a mí concierne, creo que el Estado socialista, el socialismo, está tan marcado de racismo como el funcionamiento del Estado moderno, del Estado capitalista (...) Pero es muy difícil hablar ahora del tal problema.

Hablar como lo estoy haciendo es proceder a golpes de maza. Por otra parte, dar una demostración implicaría (y es lo que quería hacer) dar otra serie de lecciones al final del curso, En todo caso quisiera decir simplemente esto: me parece, desde un punto de viste general que, por lo que sé, el socialismo no pone nunca, o no pone en primera instancia, los problemas económicos o jurídicos relativos al tipo de propiedad o al modo de producción. De hecho, en la medida en que no expone o no analiza el problema de la mecánica del poder, no puede sino reutilizar o reinvestir los mismos mecanismos de poder que hemos visto constituirse a través del Estado capitalista o del Estado industrial (...) Y así, de manera natural, reencontramos el racismo, y no sólo el racismo propiamente étnico, sino el racismo evolucionista también, el racismo biológico funcionando a pleno régimen, en Estados socialistas como la Unión Soviética, a propósito de los enfermos mentales, de los criminales, de los adversarios políticos.
Esto es lo que quería decir a propósito del Estado. Lo que me parece interesante y por tanto tiempo fue para mi un problema, es que este funcionamiento del racismo no se encuentra solo a nivel del Estado socialista, sino también en distintas formas de análisis o de proyecto socialista elaborados en el curso del siglo XIX. En particular, me parece que cada vez que un socialista insistió sobre la transformación de las condiciones económicas como principio de transformación y de pasaje del Estado capitalista al socialista (...) el socialismo no necesitó, al menos inmediatamente, del racismo. En cambio, todas las veces que tuvo que insistir en el problema de la lucha contra el enemigo, sobre la eliminación del adversario dentro mismo de la sociedad capitalista; cuando trato de pensar en el enfrentamiento físico con el adversario de case en la sociedad capitalista, lo biológico volvió a emerger, el racismo reapareció (...) Cuando se trata de eliminar al adversario económicamente o de hacerle perder sus privilegios, no se necesita del racismo. Pero cuando hay que pensar que habrá que batirse físicamente con el, arriesgar la propia vida y tratar de matarlo, hace falta el racismo"

Biopoder -Michel Foucault

Para profundizar el tema de Biopoder, recomiendo este artículo de Maurizio Lazzarato, titulado
"DEL BIOPODER A LA BIOPOLÍTICA"

http://www.sindominio.net/arkitzean/otrascosas/lazzarato.htm

Así mismo, para conocer más sobre Michael Foucault, en el margen derecho encontrarán tres videos del programa La aventura del pensamiento, que conduce el filósofo Fernando Savater en el Canal Encuentro.

Experimentos médicos en los campos de concentración nazis

A continuación describimos los experimentos que los médicos de las SS llevaron a cabo en los campos de concentración. Aquellos experimentos concernientes a la eugenesia (manipulación genética) y a la eutanasia no se hallan en este apartado.






1) Experimentos sobre Elevadas Altitudes. Se realizaron en el campo de concentración de Dachau a partir de marzo de 1942 hasta agosto de ese mismo año. Su objetivo: establecer el aguante del cuerpo humano en altitudes extremas. El beneficiario: la Fuerza Aérea Alemana. Dichos experimentos se llevaron a cabo en una cámara de bajas presiones, donde los individuos eran sometidos a condiciones atmosféricas simuladas de 68.000 pies de altura. Muchas de las víctimas murieron y otras sufrieron daños irreparables. [1] El Dr. Sigmund Rascher, jefe del Servicio médico de la Fuerza Aérea Alemana y oficial de las SS, fue el artífice material de la tortura. La mayoría de las víctimas de este experimento fueron polacos y rusos, para los que quedaba terminantemente prohibido el suministro de anestesia.[2]



2) Experimentos de resistencia al frío. Se efectuaron en el campo de concentración de Dachau de agosto de 1942 a mayo de 1943. Su objetivo: investigar el medio más eficiente para reanimar a las personas que hubieran sufrido congelación. El beneficiario: la Fuerza Aérea Alemana. El Dr. Sigmund Rascher, y su ayudante, Weltz, fueron los máximos responsables.[3] Estos experimentos iban dirigidos a reanimar a los aviadores alemanes que se veían forzados a tirarse en paracaídas en el Mar del Norte. Las víctimas –muchas de ellas, mortales-, servían de conejillo de indias o, bien permanecían en el exterior a temperaturas extremadamente bajas sin ropa alguna entre 9 y 14 horas, o bien eran introducidas en un tanque de agua helada durante 3 horas. La reanimación de las víctimas se llevaba a cabo por diferentes medios, el más común de los cuales era el baño caliente. Ahora bien, Himmler ideó otro método, el del “calor del cuerpo humano”, que consistía en poner el cuerpo helado de la víctima entre dos mujeres completamente desnudas a fin de que éstas intentaran reanimarlo. Las mujeres escogidas fueron gitanas del campo de Ravensbrück.[4]






3) Experimentos sobre la Malaria. Se realizaron en el campo de concentración de Dachau de febrero de 1942 a abril de 1945. Su objetivo: investigar la inmunización en la malaria. Varios prisioneros fueron infectados de malaria por mediación de picaduras de mosquitos o por inyecciones. Después de haber contraído esta enfermedad, se suministraba al sujeto diversos fármacos para estudiar su reacción. Muchos murieron y a otros les quedaron secuelas permanentes.[5] Beneficiario: el pueblo ario. Más de 1.200 prisioneros de todas las nacionalidades fueron expuestos a este experimento. El supervisor general de ellos fue el Dr. Schilling. Entre las víctimas, se encontraban curas católicos.[6]






4) Experimentos con Sulfamida. Fueron efectuados en el campo de Ravensbrück de julio de 1942 a septiembre de 1943. Su objetivo: investigar la eficacia de la sulfamida. Beneficiario: las Fuerzas Armadas Alemanas. Los sujetos de dicho experimento eran infectados con bacterias como el estreptococo y con enfermedades bacterianas como la gangrena gaseosa o el tétano. Los resultados: la circulación de la sangre era interrumpida por los vasos sanguíneos obstruidos en ambos extremos. La infección se agravaba al introducir en el afectado virutas de madera o trozos de cristal. La infección fue tratada con sulfamida y otros fármacos. Dichos experimentos fueron conducidos por el Dr. Gebhardt. Algunos sujetos murieron y otros sufrieron serias lesiones e intensa agonía.



5) Experimentos de coagulación de la sangre. Llevados a cabo en Dachau. Hubo prisioneros que fueron gravemente lesionados por medio de amputación de miembros, heridas profundas…, a fin de testar la capacidad de coagulación de su sangre. Todo para probar la eficacia de una sustancia llamada “polygal” obtenida por el Dr. Sigmund Rascher, quien afirmaba que dicho fármaco tenía propiedades antiinfecciosas. Muchos de los prisioneros murieron. Curas católicos polacos fueron utilizados en estos experimentos. La mayoría murió, y otros quedaron inválidos.[7]Otros experimentos fueron el envenenamiento de los prisioneros con gas mostaza, los trasplantes de huesos, músculos y nervios, la contaminación por ictericia epidémica y tuberculosis, el intento de conversión de homosexuales en heterosexuales, etc. Ni que decir tiene que todos estos experimentos sólo causaron dolor y muerte. Ninguno obtuvo el éxito deseado por los investigadores. Las víctimas fueron sobre todo polacos, gitanos, rusos, judíos; en definitiva, casi todos ellos, prisioneros de los territorios conquistados.Niños utilizados en experimentos médicos por los doctores nazis.





Niños utilizados en experimentos médicos por los doctores nazis.

Fuente: The Holocaut History Project.